Reflexión.

miércoles, 8 de junio de 2011 |



Hay un relato que narra la visita de una persona a un hospital psiquiátrico. Uno de de los enfermos, en un momento de lucidez, le formula una pregunta al visitante. -¿Agradeció usted a Dios alguna vez por su intelecto?- Ante una pregunta tan profunda, ésta persona se sorprende y contesta: -No, nunca había agradecido por algo tan evidente-. Solo en ese lugar, ésta persona entendió que el intelecto es un magno regalo de Dios.

Nosotros vivimos en un mundo que va aprisa, nunca nos ponemos a pensar y mucho menos a agradecer por las inmensurables proezas que nuestro cuerpo realiza día con día. Los cinco sentidos con los que contamos son fascinantes, ellos le dicen y/o le muestran a nuestro cerebro como es el mundo que nos rodea, y lo hacen de una manera que no se pierde ningún detalle de nuestro entorno. El cuerpo humano es una maquina sorprendente que está llena complejos sistemas y ninguna nueva tecnología será capaz de sustituirlo.

De manera desafortunada no prestamos atención a esos milagros y descuidamos el único lugar que tenemos para vivir, y no me refiero al planeta, sino a nuestro cuerpo. Mientras tanto debemos agradecerle a Dios porque estamos sanos, podemos ver , oír, tenemos completas nuestras extremidades y eso es suficiente para poder trabajar y lograr nuestros objetivos; y ademas debemos mejorar gradualmente en el cuidado de nosotros mismos.



NOTA: Se me ocurrió escribir este post mientras miraba una película llamada "La increíble maquina humana" de National Geographic. Recomiendo ampliamente verla.

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